Edades en Molienda
Introducción
Este libro de formato algo inusual, consiste en un intento por organizar varios relatos confluyentes y articularlos en base al eje motivacional que los impulsa, para poder así al menos, sugerir la trama que como autor presiento en que están envueltos.
Se trata de una búsqueda casi empecinada, con hallazgos y extravíos, con fragmentos biográficos, y con una orientación arqueológica en dos sentidos;
que implica alguna reconstrucción imaginativa de cómo llegamos aquí, y a la vez una pregunta personal por aquel lugar del que venimos y al que podríamos ir. Dejemos aquello de quién soy…por el momento.
Las ruinas, las viejas leyendas y la pasión por seguir los rastros de algo que se ha perdido, son el tablero del juego que está dando marco a estos movimientos, juego que parece ser aquel, en que el recorrido de una vida consiste en lograr ese anhelado reencuentro con el origen.
Habrá de ese modo, narraciones de pequeñas experiencias propias en viaje por sitios arqueológicos, lugares ligados a historias que me han conmovido desde pequeño por motivos que desconozco pero que como al viento de un velamen impulsaron la gran mayoría de mis afanes.
Por momentos nombro autores que han buscado desenterrar un pasado negado por el mainstream de la cronología histórica, pero no me detengo en explicar en demasía sus hallazgos. Prefiero en general dejar sugerida alguna pista que alerte sobre la inconsistencia de ciertas narrativas.
Estructuré el desarrollo del libro, poniendo en primer sitio un Molido grueso a modo de explicación general de los motivos que me guían y luego un primer abordaje en el capítulo de las miradas Arqueo- ilógicas, jugando con ese término. Dentro de esa misma sección, me extendí sobre tres zonas que ejercen la atracción de mi búsqueda: Egipto, Creta y el mediterráneo y América precolombina.
Es un trabajo sin erudición ni rigor científico pero sí, con muchísimas lecturas y contacto con personas que poseían notables conocimientos sobre varias de estas culturas, conocimientos académicos y también muchos otros no admitidos por las corrientes oficiales.
Tanto en esa primera sección, como en las que siguen hay fragmentos coloquiales, intercalados con imágenes –muchas fotografías propias- , con pensamientos de varios autores y con poesías. El gran proveedor de los escritos ha sido una plataforma virtual de encuentro en la red, por ende hay constantes alusiones a ella sin especificarlo, con lo que se sobreentiende que fue un texto construido de a pedazos como un rompecabezas y en el que faltan varios enlaces, donde el lector, tal vez consiga rellenar los blancos y tender los puentes.
Las secciones siguientes son:
Los Diarios del naufragio, que aluden a la experiencia de haber perdido todas las memorias, jugando además con alguna civilización sepultada por las aguas, Mu o Atlántida. Se juega allí entonces la doble amnesia, la que puede tener nuestra historia aprendida y la personal, que busca reencontrar su posible lazo con algo que perdura a la destrucción material, llámese inconsciente colectivo, vidas pasadas, o memoria de la especie.
Luego viene Bitácoras, donde se imagina una posible vuelta de ese olvido y naufragio y se acumulan ciertos datos y experiencias que parecen capaces de guiar el regreso a la vida en comunidad, a nuevos escenarios colectivos, con cierto sabor y saber que algo tiene de imperecedero.
Por último están las Pinturas encontradas en un altillo, que refiere a una serie de vislumbres e imágenes que sugieren paradojas, emociones e historias complementarias.
Para darle un poco más de extrañeza al orden del relato, inserto un cuento corto (El Beso) que me inspiraron ciertas ruinas del Yucatán, donde pasé un par de días en mi juventud acompañado de muchas emociones. Es una ficción, pero sé que aquello que imagina, sigue relatando en parte algo de lo que intuyo ocurre con la presencia de quienes nos preceden, asomándose al presente de nuestras vidas.
Conviven en el texto también algunos comentarios recibidos en la misma red virtual, y ciertas apreciaciones sociopolíticas que surgían a la par de las otras reflexiones y poesías.
La foto de portada es la causa del mismo título, y la tomé con un teléfono en el templo de Hathor en Egipto. Esa imagen dictó este libro en gran medida
Aquí se muelen muchas vidas, que una rueda de granito inscripta de jeroglíficos hace harina. Espero luego se haga pan del viaje para quienes nos continúan.